martes, 29 de diciembre de 2009

Lo inmóvil:
como la silla,
como la mesa,
como la taza...

merece ser destruido.

Lo rígido:
como la puerta,
o las paredes,
o mis costillas...

también.

Todo aquello
que permanezca indiferente
ante este mar, y remolino
y terremoto
que me destroza...

debe romperse.

Así levanto la mano
hacia mi propia mejilla.

Mi carne contra mi carne,
mis venas contra mis venas.

Porque algo dentro mío
ya está roto,

y sin embargo
mi cuerpo sigue intacto.

Porque algo dentro mío
sigue herido,

y mi cuerpo,
indiferente,
no me sangra.

Y al espejo me sonríe,
inmóvil.

Como la silla,
como la mesa,
como la taza.

por LaURrak

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