domingo, 7 de febrero de 2010

Impúdica poesía

SUCEDE

Canciones de baja gama, pero a buen precio.
Unas botellas que ya no se arrepienten y una cara.
Dura como una novia, presa en un cuerpo de sal.
Hay una noche en mi mano, y espera su suerte.
Ella no lava sus bombachas, no espera por nadie,
yo nunca canto para el cielo, solo sueño y río,
y nadie me dice que hacer en mi cabeza.
Sólo pienso en ella cuando pienso al revés.

Canciones de luces quietas, enfermas de mí.
Mi amor, cuando quiere parir, se queda dormido,
conecta con ella y se muere, se inflama y se muere.
Se calla y se muere.
Mi amor tiene un culo que encierra estrellas,
y les prohibe el día de mañana,
vive en un gotero de alquitran alquilado,
y me hace correr por su espalda pecosa.
Ella nunca vió a mi amor, lo piensa fantasma,
lo piensa bien y le muestra su lengua infinita.
Se ahorca cuando no me quiere gritar,
y siempre se olvida de visitar mi cáscara.

Por: Abdullah Liptus

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