Los perros no me cobran, tampoco me pagan.
No cambian una guerra por dos abrazos, no confunden.
No reinan, no calzan, no buscan el centro de todo esto.
No invaden, reunen, se ríen como cuando soy feliz. Re-unen!!
Su paranoia industrial
o el corazón que guardan en el umbral
no son ni una sola sombra
de toda la luz que a nosotros nos incautan.
Me engendran y me intrigan. Me aman.
No se dejan convencer.
Los perros no me ladran.
por Abdullah Liptus
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