Estoy y no soy
más que una mancha desdibujada
en el vacío, en la oscuridad.
Alejada del espacio-tiempo
sin lugar, sin segundos,
sometida a ondas expansivas;
soy pura vibración:
colores y sonidos
conforman la estructura
de mi ser y del todo.
Al margen de los límites,
sin cielo ni infierno.
No hay barreras
entre infrasonido y ultrasonido
porque la percepción burda,
salvaje, humana
vive en la polaridad.
¿De dónde viene esa melodía única
que se acerca, que siempre estuvo
y nunca se va?.
Todo es desconocido y conocido
para el espíritu que vuelve al fuego
y recuerda la identidad del ave fénix.
Por: Gaia Troiano
No hay comentarios:
Publicar un comentario