martes, 3 de noviembre de 2009

Presa en una noche sin luna. Incapaz de alcanzar los vientos celestiales. Presa, porque nací sin alas, acaso un ángel despojado de su destino.

Desde mi cárcel, alzo la mirada y las partículas de aire se entrelazan para formar tu imagen y pronto emanan un sutil sonido, que no se asemeja para nada a este mundo.

Pero tu imagen está allí, transparente e impenetrable como estos muros que me arrebatan la felicidad. Y casi desconsolada me pregunto si los ángeles sin alas lloran, si aman, si son capaces de arrebatarse el corazón para no sufrir más. Porque el deseo que hoy se acumula en la sangre equivale al constante estallido de millones de estrellas, de infinitas angustias; y yo no soy universo, no poseo eternidad, sólo tengo paredes rocosas y pesadas suprimiendo este grito abortado en mi garganta.


por: Gaia Troiano

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