viernes, 18 de junio de 2010

Resbalón (margi pg)

El niño se comió el cambur delicioso que le dio su abuela Picha en la bajadita hacia la plaza. Tenía la preocupación de dónde botar la concha. Miró alrededor y no habían puesto los potes de basura como lo prometió el diputado Romualdo Rodriguez- ese tipo siempre con su corbata verde perico y su flux color beige como el pasamanos de las escaleras del colegio- El niño respiró profundo y tenía aún la concha del cambur en la mano con el desagradable olor de la fruta oxidada, la tripa llena del preciado fruto que le estaba cayendo mal por el rato amargo de no poder botarla donde era. Pasó Alicita, una negrita culona de 14 años que aún era virgen, el niño con 11 sintió un corrientazo en su genital y para no pasar pena, apretó aún más la concha como si fueran las nalguitas de la carajita. Se saboreo lo que quedaba de dulce en su boca como si besara la bemba gruesa de la negrita.

- Ay Chino! que haces tu con esa concha ahi en la mano? bota esa vaina pal piso y vente conmigo detrás de la Iglesia pa terminar de enseñarte lo del otro día. 

Juancito o como le decían todos "el Chino", no aguantó la tentación y arrojo la concha en medio de la calle que bajaba a la placita, ahi se desvió con Alicita hacia la calle transversal y subieron hacía la Iglesia del Padre Genaro. Por el otro lado venía un camión naranja con el escudo del Estado Anzoategui y un letrerito desgastado que sólo le quedaba la palabra "Venceremos!" Se bajaron unos obreros con una bragas cargando 10 potes de basura grises, modernisimos, con unos huequitos que según la promesa de Romualdo era para ventilar del olor. El diputado caminaba de último con unas mujeres del brazo y unos jalamecates que llevaban una cinta amarillo, azul y rojo ( como la bandera) y una tijera roja

- Eso es pa´ inaugurar los potes de la placita? imagínate, si cada vez que compro un tobo pal coleto o pinto la reja de la puerta voy a hacer una parafernalia como esta, quedó arruinada jajaja- Dijo Catalina, una vieja chismosa con los rollos en la cabeza que estaba asomada en la ventana de una casa al lado de la de Pacha, la abuelita del Chino.

El único que había visto la concha era Ciricio, el mendigo del pueblo que decían que tenía más plata que el portugués del Abasto. Los obreros cruzaban hacia la plaza con los potes de basura, soldaduras y demás herramientas. Romualdo se quedó en una acera descansando en una silla de playa algo ridícula. La vieja, igual le preparó un papelón con limón casi tibio y se lo puso en una mesita que ella misma prestó y su hijo Benancio le abrió una sombrilla para el sol. 

Alicita y Chino caminaban hacia la Iglesia, apuraditos para meterse en un matorral que quedaba detrás. Esa tarde la negrita lo enseñaría a besar. Al llegar se agacharon y la adolescente de 14 le tomó la mano donde cargaba la concha, olorosa y babosa, mientras que el diputado quería estirar las piernas caminó por la bajada a supervisar "la obra" y el Ciricio que también vio subir a los niños , se rascaba los piojos y no le quitaba la vistaa la concha. Como era de esperarse Romualdo iba directo al desecho orgánico en cuestión y Ciricio comenzó a reirse a carcajadas antes del hecho, todos voltearon a verlo. En el momento que Alicita le pasaba la lengua por la mano del Chino, le dijo- Así debe resbalar tu lengua en mi boca- Romualdo caía al piso, la vieja derramó del susto la jarra de la mesa y hubó un silencio, que se rompió con el alarido del Chino. 

- Me mordió, me mordió...- bajaba corriendo por la calle- esa negra maldita me mordió.
- Vió Diputado, si hubiera puesto los potes a tiempo- Dijo Ciricio aún muerto de risa
- Eso fuiste tu, mendigo del cipote, preso vas a ir!!!



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